Sobre la literatura clásica, siempre vigente...
Tomado de El canto del Petrel/Máximo Gorki
Llevo tiempo leyendo un poco de todo, recientemente me he encontrado con un poema de Máximo Gorki que me ha gustado mucho. Este poema llamado El canto del Petrel (publicado en 1901) evoca una escena tan fuerte y poderosa que me es imposible no compartirla aquí. Espero que para ustedes sea igual de significativo.
Por encima del plateado océano el viento está reuniendo nubes tormentosas,
entre las nubes y el mar vuela orgulloso el petrel, como el surco de un rayo negro
Sus alas acarician las olas, entonces, asciende como una flecha cortando las nubes
y gritando con ferocidad, mientras las nubes sienten el éxtasis del ave en su valiente clamor
¡En ese grito resuena el ansia por la tempestad! Resuena la llama de su pasión,
de su ira, de su confianza en el triunfo
Las gaviotas están gimiendo de terror, gimiendo y precipitándose sobre las aguas,
con mucho ocultarían su temor en las oscuras profundidades del océano
Los somormujos también están gimiendo, no es para ellos el éxtasis
indescriptible de la lucha: el estruendo de los truenos les asusta
Y los tontos pingüinos se encogen con timidez en las grietas de las rocas,
mientras que solo en Petrel vuela orgulloso y libre sobre el océano,
sobre la espuma de plata de las aguas
Cada vez más bajas, cada vez más negras, se hunden las nubes en el mar,
y el canto de las olas crece y se levantan en su anhelo de encontrarse con el trueno
Retumba el trueno, las aguas luchan ferozmente contra el viento, que
enfurecido las agarra en un abrazo inquebrantable, lanzando la masa esmeralda
hasta hacerla añicos contra los acantilados
Como un relámpago negro, vuela y chilla en Petrel, atravesando
las nubes tormentosas como una flecha, penetrando velozmente
en la profundidad de las aguas
Él se lanza como un demonio, el demonio negro de la tempestad, a veces riendo,
a veces sollozando... riéndose de la tormenta y llorando de alegría
En el estruendo de los truenos, el sabio demonio escucha un susurro de
agotamiento y sabe que la tormenta va a morir, que el sol saldrá triunfante,
¡el sol siempre sale triunfante!
Las aguas rugen, los truenos retumban, furiosas llamaradas de luz caen
sobre el océano hirviente y los dardos de fuego son capturados
y extinguidos por las aguas, mientras los reflejos serpentinos, se retuercen,
expiran, en la profundidad
¡Es la tormenta! ¡La tormenta se está desatando!
Aun el valiente Petrel vuela orgulloso entre los relámpagos, sobre el tremendo
y embravecido océano, y su grito resuena exultante, como una profecía de triunfo:
¡Deja que se desate con toda su furia!